Ballet de Moscú.
La Bella Durmiente es una de las grandes partituras para ballet (junto con “El Lago de los Cisnes” y “Cascanueces”) compuestas por Tchaikovski. Data de 1890 y corresponde por tanto a un romanticismo tardío. Pero aunque ese romanticismo se rompa en el cuento de Perrault en el que se basa, queda compensado con una música inspirada y luminosa y con una coreografía, la de Marius Petipa, que logró un modelo insuperado y una obra maestra del ballet clásico, con pasajes antológicos marcando las escenas claves de la acción y con, libre ya de todo pretexto narrativo, una verdadera exhibición académica en el divertissement final.