La ceremonia de la despedida es una mirada al corazón por la que se escapa la vida contenida en el arte. Una pareja, sentada frente a frente, sin cruzar palabra. Testigos involuntarios. Ya lo decía el poeta: de la mesa, como del amor, hay que saber retirarse a tiempo, para no ver las sobras. Las huellas de toda una vida que llevan al lugar desde donde se produce el salto.