CON UNA PERSONAL LECTURA DEL BALLET DE ÍGOR STRAVINSKY, EL PRODIGIO DEL FLAMENCO, ISRAEL GALVÁN, AMPLÍA SUS HORIZONTES COREOGRÁFICOS.
La consagración de la primavera es un espectáculo furioso donde Galván, vestido de largo, reactiva la memoria del baile flamenco. En este espectáculo, el bailaor entrega, como es habitual, todo su cuerpo a una interpretación muy física.
En el escenario se establece la relación entre el bailarín y los músicos, que va de la dulzura a la fuerza y del entendimiento cordial al enfrentamiento. Ese rito es precisamente el de Israel Galván: lo implora, lo encarna, lo abrevia y nos lo entrega en el escenario.