Para definir "La espuela rocinante", necesitamos utilizar la palabra 'tragicotesco' una mezcla entre lo tragicómico y lo quijostesco.
Una obra desinteresada y comprometidamente en defensa de causas que considera justas, sin conseguirlo y en la cual la pugna entre libertad y necesidad termina generalmente en un desenlace funesto.
Cia. Smorfia teatro.
Una habitación, un inmenso desierto, la hombre en decadencia, un país en ruina, la soledad grotesca, las ecos de un ama, de un cura y un barbero, el mal de España de fondo y un orinal. Enmarañado en sus reflexiones etílicas y con la sola compañía de un viejo libro, que no es otro que El Quijote, nuestro personaje sufre de delirios, de sífilis, de desamor por la señorita Lunacedi y alguna que otra bajeza moral. Pero es a través de la alucinación con el personaje de Alonso Quijano que empieza a ver sus propios fantasmas y piensa: SOLO EL QUIJOTE NOS PUEDE SALVAR. Porque el Quijote es el ser con mayor pureza a la que medirse. Y a través de esa transmutación etílica al principio y después literaria, nuestro escritor decide salir al mundo a enderezar entuertos y desfacer agravios con el impulso que le propicia en sus nalgas las espuelas de Rocinante.