El Papa y la bruja es una critica en clave de humor al conservadurismo, a los negocios sucios y a las posturas prohibicionistas de la Iglesia Católica durante el papado de Juan Pablo II, a la corrupción del sistema en general y sobre todo al tráfico de drogas y a la terrible situación de abandono, abocadas a malvivir en la calle y a morir, por las que pasaban en esos años, muchas personas, sobre todo jóvenes, enganchados a la heroína y otras drogas. Cómo siempre, Dario Fo, utiliza el humor, la burla y el bufonismo como arma contra el poder.