La obra de Eugène Ionesco es una de las piezas más importantes del teatro del absurdo. La versión de Eduardo Recabarren cuenta con un reparto de excepción compuesto por: Yasmina Álvarez, Luis Ortiz-Abreu y Angelika Taraszka.
Esta obra del dramaturgo y escritor rumano Eugène Ionesco es una de las más representadas en el mundo y uno de los exponentes del llamado teatro del absurdo francés. Dirigida por Eduardo Recabarren, (autor de obras como “Todas quieren ser Jackie Kennedy”, “Stop Madrid” o “El malestar que insiste”) y protagonizada por el actor y director onubense Luis Ortiz-Abreu en el papel de “El profesor”, Yasmina Álvarez como “La alumna” y Angélika Taraszka, que interpreta a “María”, la sirvienta; traen a escena una reflexión sobre el sistema educativo unívoco y estático.
Cuenta la historia de una joven bachiller que acude por primera vez a la casa de un profesor que da clases particulares de varias asignaturas. Conforme transcurre dicha acción, vemos cómo la lección se transforma en un autoritarismo peligroso. Así es como la obra disecciona, en un único acto, todo lo concerniente a cómo aprendemos o enseñamos, desde ese sitio omnipotente del poder, sin ver ni percibir al otro. En palabras de Eduardo Recabarren, “esa relación estereotipada: uno que sabe y otro que ignora, quizá sea la causa de las radicalizaciones que vivimos en este momento y que nos aterrorizan a todos los niveles” es la que Ionesco quería contar en un formato de “drama cómico”, tal y como lo definió el propio autor. Así es como, conducidos con un humor único y exquisito a cargo de los tres actores, integrantes de la Compañía Recabarren (encargada de la producción de este montaje), nos damos cuenta de la intemporalidad de esta obra con un tema tan peliagudamente actual como es la educación.