Una casa encaramada en una colina del extrarradio de Leenane. En la región de Connemara, al Noroeste de Irlanda. A mediados de la década de los 90. Mag Folan y su hija Maureen conviven solas desde hace veinte años.
Sus otras dos hijas casadas viven lejos de Leenane y Maureen, que permanece soltera con más de cuarenta años, tiene que encargarse de la alimentación y demás cuidados de su madre, muy limitada de movimientos, incluso malherida en una mano.
Sus caracteres respectivos, viciados por silencios y mentiras, y marcados por las rutinas domésticas, por una relación maternofilial tensa y represiva, por actos traumáticos del pasado cercano y por un historial de daños recíprocos que se irán desvelando a lo largo de la acción, se verán alterados por un episodio local: el regreso eventual a Leenane de Pato Dooley, que trabaja de obrero en Londres, con motivo de una fiesta de despedida familiar a un tío que retorna a América después de las vacaciones.
La circunstancia propiciará el reencuentro de Pato y Maureen, lo que habrá de provocar un desagrado evidente en la anciana así como una cadena de situaciones entre madre e hija con consecuencias dramáticas, y las visitas a la casa de Mag y Maureen de Ray Dooley, hermano menor de Pato, un muchacho con cortas expectativas sociales y de trabajo.
Por un lado, la relación sentimental generada entre Pato y Maureen, tras la fiesta, además de encelar a Mag, creará un estado de autoengaño en Maureen y de enfrentamiento agudo con su madre. A la vez que, por otro lado, la ocultación de noticias, mensajes y una carta por parte de la madre, sobre todo una de ellas en la que Pato le propone a Maureen marcharse con él a Boston, conducirá a un desenlace violento, cuyo escenario seguirá siendo el inmutable espacio del salón-cocina-comedor de la casa.
LA REINA DE LA BELLEZA DE LEENANE - María Galiana, Lucía Quintana, Jorge Kent y Nicolás Illoro.