Leonor, acompañada de su criado Ribete, viaja a Flandes en pos de don Juan, su amante, quien la ha abandonado. Con traje de hombre y con el nombre de Leonardo, Leonor se propone a recuperar su honor.
Dentro de las enormes posibilidades teatrales que habilita el planteamiento de la obra por parte de la autora, en que los aspectos narrativos, cómicos, de puro entretenimiento áureo, están al servicio del disfrute de una gran propuesta por parte del espectador, nos encontramos con esta perla, motor de la acción en «Valor, agravio y mujer».
Con este rasgo de indudable contemporaneidad en el que, como a día de hoy, la mujer, muy alejada de la sumisión a una sociedad patriarcal, propone y dispone, no sin lucha necesaria, de un nuevo espacio para sus capacidades y para su naturaleza.