Gitanilla se ha despertado hoy con su habitual dolor de brazo. Son muchos años aguantando el abanico y muchos dolores que, aunque ella es de plástico de calidad, permanecer en la misma posición durante décadas le va pasando factura.
Entre la risa y el llanto, nuestra singular protagonista, nos va relatando sus vivencias y su historia más íntima y de cómo encontró por fin un hogar, de la mano de su querida Rosario… Ahora su futuro es incierto, la familia a la que ella pertenece ha cambiado con la partida de Rosario, se implanta lo moderno y ella es consciente de que ha pasado de moda…. ¿Qué será de nuestra gitanilla?