SHOWCASE 2015
Nacidos físicamente idénticos en Pennsylvania en 1947, los gemelos Timothy y Stephen Quay han desarrollado desde finales de los años 70 una filmografía magistral y muy difícilmente clasificable. Es una filmografía del accidente, de la asociación libre entre objetos que carecen de valor, pero que son elevados en su circunstancia a crear mundos de lo sublime en el cine de animación. Las películas de los Hermanos Quay se caracterizan por la inmersión abrupta del espectador en un estado umbral entre el sueño y la vigilia a través del uso de imágenes ambiguas, texturas y claroscuros que seducen por su componente enigmático. Este cine nos obliga a abandonar la estructura narrativa con la que desciframos típicamente una trama y nos lleva a perdernos en la particularidad de las fibras. Como bien decían los Hermanos Quay, “para nosotros la música es el torrente sanguíneo, y como cualquier coreógrafo, componemos nuestra narrativa visual a través de ella… ella escribe con nosotros. Nos gustaría alcanzar la musicalización del espacio, que nuestro trabajo se guíe por las leyes de la música antes que por las de la dramaturgia.” Basándose en esta premisa de los Hermanos Quay, Paloma Peñarrubia interpreta esa narrativa musical en directo para sus películas. Las herramientas para componer este discurso sonoro son una reproducción de los elementos que ellos utilizan en su cine. A a nivel de objetos, de ambientación lumínica, y como no, sonora. Estos muñecos rotos, fibras, objetos antiguos y descontextualizados son los intrumentos, musicales, con los que interpretará la banda sonora para el visionado de sus películas.