Juan Carlos Rubio se atreve a dirigir una de las obras de mayor éxito y más representada.
La obra, soberbiamente interpretada por Kiti Mánver y Daniel Muriel, cuenta con una gran profundidad psicológica empapada de rara poesía.
Es una historia de puro amor que no se atreve a decir su nombre por la fragilidad clandestina de su naturaleza y la íntima dimensión de su vuelo.