Varios reclusos en un corredor de la muerte. Mientras el reloj corre inexorable, esperan el anunciado desenlace y divagan cómicamente sobre asuntos serios, aparentemente intrascendentes y sobre diversas cuestiones de la sociedad, de la vida, a la par que nos dan a conocer cómo llegaron hasta ésta dramática situación.
Lucía, Paulino y “El Jefe” están presos dentro de una rutina carcelaria aparentemente beneficiosa para ellos pero que como todas las rutinas lo que busca es que no piensen demasiado. Lo malo es que piensan. Y mucho. Aunque de aquella manera…
Con algunos guiños a las películas «Alguien voló sobre el nido del cuco», asistimos a una metáfora del encarcelamiento del individuo por parte de un sistema que aniquila y castiga lo bueno y premia a los “malos”. Que sentencia al individuo a vivir con el agua al cuello, a buscarse la vida al límite de la ley para subsistir, a contentarse con las sobras, en definitiva, a una vida de ratas.