XXVII FESTIVAL DE JEREZ
Llenos de cachivaches, instrumentos, herramientas y utensilios extraños, un percusionista y una bailaora juegan a hacer sonar y hacer bailar. Objetos extraviados, cosas que nadie ve útiles, esperan en este laboratorio para ser devueltos a la vida aunque no sepan con qué nueva función.
El taller es el espacio de lo posible, de lo que aún no existe y de lo que finalmente acontece. Un lugar de dudas, de preguntas, de asombro, de humor y creación. De manoseo, zapateo, corte y remiendo.