Teatro Rumbo.

¿Quién es esta señora madura, un tanto extravagante? Esperanza Águila del Llano, una cubana cuarentona, definitivamente universal, nos convoca para hablar de su soledad, de sus pérdidas de sus miedos.

Sonreímos ante lo absurdo de su vida pero también lloramos al notar que su máscara oculta un ser humano abandonado, perdido, sin metas, sin más propósitos que la espera: espera del amante, de la hija, de la felicidad. ¿Perdida? ¿Vencida? Esperanzada, como su nombre, aferrada a su hogar, a su tierra, a sus recuerdos.

Jorge Lugo, aquí en triple papel de dramaturgo, director y actor, nos ofrece un personaje que deja entrever un panorama mucho más amplio que el de la tragedia doméstica. En tono de farsa nos habla de la historia de una nación que también ha visto partir a sus seres amados y que ha asistido de manos atadas al derrumbe de su mundo.

Más que un actor travestido estamos en presencia de una mascarada, también de un tributo a las madres de esta isla, que soportan su peso en los hombros con una sonrisa a veces amarga y una fe casi suicida en los tiempos que vendrán. Con mirada cómplice entramos al hogar de Perancita y vemos lo que realmente es: una heroína clásica, una mujer cuya existencia sórdida y absurda es totalmente real, un pedazo de la vida.