En agosto de 1936, tres amigos de Lorca esperan en un piso de Lisboa a que llegue Federico desde Granada. Pretenden huir de la guerra, refugiándose en Argentina. Mientras esperan, cantan y recitan al poeta. Pero ninguno sabe aún que Federico fue fusilado la noche anterior. El tiempo corre, el barco va a partir y el poeta que no llega. En el último momento, la puerta se abre y la luz de la calle entra en el salón. ¿Será él?... Quizás.
Bajo esta premisa, bajo este falso-pasado inventado, se desarrolla, como un leit-motiv, como una luz en el camino que guia el espectáculo. La espera del poeta, la guerra a pie de calle… un contexto, una circunstancia para revivir en nuestros cuerpos y voces la magnitud literaria de Lorca.