La obra invita a entrar y sentir la tierra, a pisar las hojas muertas con pasos de danza, a ser estos seres danzantes, cuerpos ondulantes, piel, carne y huesos en eterno movimiento. Coreografía, teatralidad, imagen, música y sonido son las herramientas de una búsqueda artística en profundidad desde la creación contemporánea del flamenco del siglo XXI.