LA COREÓGRAFA DE ORIGEN CABOVERDIANO QUE NOS DEJÓ BOQUIABIERTOS CON GUINTCHE (2016) Y BACANTES (2018) VOLVERÁ A HACERLO CON SU ÚLTIMA PIEZA EN LA QUE CONTINÚA TRABAJANDO CON SUS RITUALES DE POSESIÓN DE UNA EXTRAÑA BELLEZA.
Producido por la prestigiosa Münchner Kammerspiele de Múnich, este espectáculo continúa, como en sus anteriores producciones, siendo la prueba de que La Freitas es una personalidad única dentro del panorama de la danza contemporánea mundial. La coreógrafa nunca ha rehuido la confrontación con los signos de la fealdad, con los excesos carnavalescos del cuerpo, llegando incluso a inventar, en su manera de coreografiar, formas de nuevos rituales de una extrañeza inquietante. Su interés por las figuras del Mal, que transita a lo largo y ancho de esta creación, se inscribe en esta trayectoria. Un grupo de individuos se materializa en auténticas tribunas desde donde dan voz y cuerpo a sus alucinaciones funestas para revelar, más que conjurar, el mal en sus dimensiones sociales, políticas, éticas, religiosas, morales… Es una auténtica declaración de principios. Marlene Monteiro Freitas en estado puro.
“Mal” puede significar inquietud, incomodidad, dolor, sufrimiento, agonía, tristeza, tormento, pérdida, horror y también maldad. Sin embargo, “Embriaguez Divina” señala el mal como un estado de delirio divino, de éxtasis dionisíaco. El mal adquiere múltiples formas. Aparece como una fuerza determinante en un gran número de historias y el teatro ha sido durante mucho tiempo el espacio donde se revela y exhibe.
La coreógrafa Marlene Monteiro Freitas crea mundos opulentos y poéticos. Se inspira en motivos mitológicos mientras juega con referencias de la alta cultura y el pop, como en sus trabajos Of Ivory and Flesh-Statues also Suffer y Bacchae – Prelude to a Purge. Martin Valdés-Stauber.