Miluka emprende un viaje de transformación a los 40. Cambia su nombre en el Registro Civil, dejando atrás a María Milagros para ser simplemente Miluka. A pesar de su aparente plenitud, busca su identidad olvidada.
A través de la Semana Santa y la figura de la Virgen María como una matrioshka, la obra es una procesión autobiográfica que reflexiona sobre la pérdida de la inocencia, la opresión masculina, las jaulas sociales y las complejidades de la maternidad.