Thierry Malandain lleva al escenario a un personaje perteneciente al imaginario colectivo, a veces de forma caricaturesca. Más allá de fiestas, bailes y ornatos, es menos conocida la pasión de Marie Antoinette por las artes, el teatro, la música y la danza. Fue mecenas de numerosos artistas, aficionada al canto, intérprete de clavecín y arpa, y participó en varias comedias. Pero, indudablemente, el papel de su vida fue el de heredera y, posteriormente, el de reina de Francia.
Thierry Malandain desarrolla una idea absolutamente personal de la danza. Autor de más de 80 coreografías, sigue creando un repertorio coherente en el que la prioridad es el cuerpo danzante, su potencia, su virtuosismo, su humanidad y su sensualidad. Desde 1998 está al mando de un grupo de intérpretes que dominan a la perfección la danza clásica pero cuya expresión es contemporánea.