MES DE DANZA.
Masacre en Nebraska es un dispositivo de remezcla escénica que reflexiona sobre el fin (o no) de Las Historias generado ex profeso con un grupo de espectadores locales.
Consiste en construir una pieza a partir de todos nuestros residuos acumulados como espectadores, en narrar las escenas como lo hacemos en el bar y recordarlas desde lo que vimos y también desde lo que nos contaron otros. El escenario se convierte en un lugar para pensar esa macropieza imaginada que se llamó Masacre en Nebraska, una remezcla colectiva creada con nuestros recuerdos. A partir de esta ficción el trabajo puede acercarse a un imaginario compartido que “recuerda hacia delante” como herramienta de cambio (recordamos las escenas que vimos, a todos los belgas que nos precedieron, a los héroes y heroínas de nuestra cultura popular y las catástrofes y alegrías de nuestra Historia local).
Masacre en Nebraska es una herramienta de acercamiento a las narrativas locales y sus historias. Su intención pasa por dar voz al público en un ejercicio de reflexión que nos permita pensar en las necesidades de lo local: si ya son suficientes historias, cuáles son las que nos interesan como espectadores o si necesitamos pasar a tomar el mando desde otros lugares. Podríamos decir que de una forma paradójica la pieza es una activación de lo local a partir de lo residual.
Podría ser también un dispositivo de narrativa corporal y oral, un ejercicio de memoria colectiva, una reflexión sobre la verdad y la mentira de las historias, una manipulación a fin de cuentas.