37º FESTIVAL IBEROAMERICANO DE TEATRO (FIT)
Manuela Infante
Con esta obra, después de Realismo (2016) y Estado vegetal (2017), Manuela Infante continúa con su proyecto de exploración en torno a la posibilidad de un teatro no antropocéntrico como crítica a la noción especista moderna, a lo humano como medida de todas las cosas. Con esas dos piezas anteriores, Infante fue en 2019 la primera artista chilena invitada a la Bienal de Teatro de Venecia.
Con varias capas solapadas de alusiones y lecturas posibles, como si se tratara de un yacimiento geológico, la propuesta, algo beckettiana –con lenguaje y preocupaciones del siglo XXI– dispara temas y metáforas desde el universo mineral: alusiones a la erosión de la tierra, de los cuerpos, de las relaciones, de la memoria. Con el foco trasladado al mundo de las piedras se alcanzan aspectos tanto existenciales como políticos, en la línea de muchos planteamientos actuales que cuestionan el supremacismo humano, las prácticas extractivistas y violentas en las que se han basado las sociedades modernas, y en definitiva, nuestra manera de ver y relacionarnos con el planeta y el universo.
Las rocas, en tanto cosas no vivas, pueden arrojar luz crítica sobre la hegemonía actual de la retórica de la vida –y lo vivo– arraigada en conceptos políticos y económicos que son preponderantes hoy, como el crecimiento, el progreso, el desarrollo, etc. Una especie de bio-normatividad donde lo vivo, o la vida, opera como una norma que ejerce sus formas específicas de opresión y explotación.
Manuela Infante (Santiago de Chile, 1980) es directora teatral, dramaturga, música y guionista. Vive y trabaja habitualmente en Santiago de Chile.