Orestes, único hijo varón de Agamenón, rey de Argos, y Clitemnestra, es sometido a juicio. Acusado de dar muerte a su madre, como castigo por asesinar al rey, su padre, Orestes es perseguido por las Erinias, diosas de los remordimientos y la venganza.
Como mediadora del conflicto, Atenea, diosa de la sabiduría, dejará la resolución en manos del tribunal más justo e imparcial que existe: el pueblo.
En la obra, será el propio público quien emita el veredicto, por lo que existen tres posibles finales.
¿Se decantará éste por el castigo o por la piedad? ¿Y si se produce un empate?
El Desenlace…
Es el público quien determina el final de Orestes y, así, el de la obra. Doce personas del patio de butacas conformarán el jurado que ha de emitir el veredicto. Cada uno depositará un guijarro según la reflexión provocada a partir del argumento desarrollado en la obra. Electra portará una vasija favorable a la absolución y Clitemnestra la de la condena a Orestes. Por tanto, se pueden dar tres posibles escenarios:
1. En caso de que exista empate, Atenea vota en favor de Orestes, otorgándole la libertad y el trono de Argos. Además, la diosa convertirá a las Erinias en Euménides.
2. En caso de que los jueces declaren vencedor a Orestes, se repetiría el mismo esquema que en la situación anterior.
3. En caso de que Orestes pierda el juicio, será devorado por las Erinias y Electra condenada a vagar entre las sombras junto a su madre Clitemnestra.