POLIANA LIMA
Oro negro se construye a través de la metáfora del petróleo para asociar poéticamente el proceso de excavación de un tesoro con la puesta en valor de elementos e identidades que fueron negados y excluidos en la cultura occidental hegemónica.
En Oro Negro el cuerpo es el instrumento que escarba y el objeto escarbado donde se revela lo demoníaco: la carne blanda, vulnerable y perecedera; lo erótico femenino desde la perspectiva del deseo de una mujer; la negritud y lo popular.
Oro negro concibe el cuerpo como territorio de memoria viva, lugar donde se articulan y se permiten leer las dimensiones biográficas, familiares y comunitarias, las socio-culturales,
míticas y espirituales. Esta concepción del cuerpo permite la exploración de las huellas de los procesos tácitos de transmisión de los hábitos, costumbres, violencias, dolores y goces
a lo largo de varias generaciones. Explorando estas múltiples dimensiones identitarias, culturales y temporales que conforman el cuerpo como un conglomerado diverso, inestable y dinámico,
Oro Negro roza y utiliza los clichés para culminar con un desbordamiento en el que la mirada del espectador se ve obligada a posicionarse.