Ya que pagas tres euros y medio por un pan de espelta, dos cincuenta por un café de especialidad recién molido y diez por un cóctel cuyo valor añadido es que el camarero lleva tirantes y el vaso es un pez, creemos que vale la pena pagar un poquito por ver a estos chavales haciendo sus bromitas de forma manual, sin edición, sin cortes, solo tú y ellos. Puro producto. Ir a vernos también encaja en la imagen que quieres dar de ti mismo. Déjate timar por nosotros también.