CÁDIZ EN DANZA
Un trabajo en solitario sobre la dualidad, los triunfos, la luchas internas y externas. El guerrero y el manso. Un personaje contra los observadores, la pared, y sus propios miedos, al final es una lucha contra el aire. Un personaje que se va desnudando hasta quedar ante el observador como un animal domesticado.
Todo se narra en un escenario, en principio vacío, en el que de momento solo cabe una persona, no un personaje, una persona que cuenta una historia de personas. Una persona que como todas se ha creado a partir de accidentes físicos y emocionales.
La historia empieza por el título y Perro parece el más apropiado. Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, pero a mitad de camino entre la fiera y el manso, la confianza y la rabia, entre el instinto y el “dame la patita”.
Habrá quien crea que se habla de lo animal, de lo desolado, de lo personal… De quien se hable, de quien se cuente será una persona donde no caben los razonamientos o los argumentos que a primera vista justifiquen.
Aquí tiene cabida lo incongruente y llevado por impulsos e intuición. Lo cotidiano inexplicable.
El cuerpo, es el único instrumento visible o por lo menos previsible. La danza, personal y a medio camino, vuelve a ser el lenguaje y el motivo para sentirme un poco más perro.