Dos actores en escena, el argentino Lautaro Perotti y el español Santi Marín, están a medio metro, pero jamás se tocan. Ni siquiera se miran. No pueden, porque sus personajes están a miles de kilómetros, uno en Madrid y otro en Australia. Nunca se han visto. Se han conocido por Internet y, poco a poco, se enamoran por Skype sin llegar a olerse, a sentirse, mucho menos a besarse. Pero la trama les va empujando hasta convertirse en lo único que les queda en el mundo.