Un musical homenaje a la artista interpretado por la cantante y bailaora cordobesa Anabel Dueñas, que se dio a conocer al gran público tras participar con éxito en la sexta edición de Operación Triunfo.
A Rocío Jurado, conocida con el sobrenombre de “La más grande”, sus impresionantes facultades vocales, la fuerza de sus interpretaciones y su poderosa personalidad la han hecho inmortal, pese a que desapareció va a hacer ya 15 años, en 2006. Su hija, Rocío Carrasco, ha querido rendirle este homenaje con la creación de un musical para compartir con el público sus canciones más emblemáticas, los trajes de su madre, imágenes de sus actuaciones y muchos recuerdos. La dirección del espectáculo corre a cargo de Fidel Albiac.
Sobre el escenario, Anabel Dueñas no interpreta a la genial artista de Chipiona, sino a Carmela una joven cantante admiradora de Rocío Jurado que se ha presentado a un casting de un gran musical que se prepara sobre ella. Mientras espera su turno para la prueba final, la joven templa sus nervios haciendo al público partícipe de sus miedos y anhelos, a la vez que repasa todo lo que sabe de la historia de Rocío Jurado e interpreta sus temas míticos. Finalmente, Carmela cumplirá el sueño de cualquier fan de “La Jurado”, cantar con la mismísima Rocío en un dúo lleno de emoción.
A lo largo de más de dos horas, Anabel Dueñas interpretará más de una decena de temas inolvidables del repertorio de la chipionera, compuestos por algunos de los mejores letristas: El clavel, de Rafael de León y el maestro Solano; Qué no daría yo, de José Luis Perales; Se nos rompió el amor, Algo se me fue contigo, Como yo te amo, Señora, Ese hombre y Lo siento mi amor, canciones todas de Manuel Alejandro -”un hombre maravilloso que justo escribía lo que ella estaba pensando”, dice Rocío Carrasco-; Como una ola, de Pablo Herreros y José Luis Armenteros; Déjala correr, de Juan Pardo… La artista cordobesa estará acompañada por la guitarra de Antonio Reyes, Rafael Jiménez en la percusión y Patricia Malvares con la flauta. Y de fondo, una gran pantalla donde se van proyectando algunos de los momentos más significativos de la vida de la gran artista.
Sus creadores explican que el espectador no va a ver en este musical “una obra al uso”. Qué no daría yo..., explican, es “una experiencia sensorial en la que Rocío Jurado se hace presente a través de sus canciones y de su vida” e incluso de sus trajes. Pero sobre todo, destaca su hija, el público “va a darse cuenta de lo auténtica que era, de lo revolucionaria y adelantada que fue para su época, no solo en sus canciones, también en su discurso. La sociedad ha avanzado mucho en los últimos años, pero ella ya reivindicaba cosas que se entienden mejor ahora: era una visionaria del feminismo y estaba a favor del mundo gay; en aquellos años, nadie se atrevía a defender algo así”.