Rey Lear es el segundo montaje shakesperiano de Atalaya, tras Ricardo III. No trata de ubicar la acción en época alguna… Estamos ante un texto universal en el tiempo y en el espacio. Las pasiones y los instintos humanos no han cambiado en los últimos 4.000 años.
La versión de Atalaya potencia la búsqueda de la condición humana desnuda que subyace en el texto, despojando al individuo de todo lo superfluo, conectando con la esencia de la Naturalenza y buscando la empatía hacia el resto de la Humanidad.
Los coros, cada vez más presentes en Atalaya, alcanzan aquí una potencia estremecedora y acompañan a los cambios escénicos que se realizan a la vista.