Pasiones desbocadas, intrigas políticas, celos, abuso de autoridad y venganza. Amor y muerte en un Roberto Devereux, cima del bel canto, que llega por primera vez al escenario del Maestranza.
¿Puede un poder terrenal librarnos de la vejez y la muerte? ¿Se puede forzar a alguien a amar a quien no ama? La reina Isabel I de Inglaterra ama a Roberto Devereux. Pero él ama a otra. Vencido su poder por el desamor y la decrepitud, la reina se desvive. Y canta: “No reino, no vivo”. Pasiones e intrigas palaciegas se entrecruzan en Roberto Devereux (1837), ópera de madurez de Gaetano Donizetti y tercera de su trilogía de “reinas Tudor” con la que el Maestranza cierra el ciclo en el 225 aniversario del nacimiento del compositor bergamasco. La obra toma algunos hechos reales para ficcionarlos en forma de una exacerbada tragedia romántica cantada con un virtuosismo que quema. La soprano armenia Hrachuhí Bassénz, aclamada en el Covent Garden de Londres y el tenor jerezano Ismael Jordi, un maestro del bel canto que regresa a nuestro Teatro, se enfrentan a dos de los roles más exigentes del repertorio dirigidos por el canadiense Yves Abel, un especialista en la ópera italiana que ha triunfado en Berlín, Viena o Nueva York en una producción de la Welsh National Opera aplaudida en grandes teatros europeos.