Marity Manzanera se pone en la piel de Rocío Dúrcal, en el momento en que la artista se enfrenta a una España que no le perdona haber salido desnuda y besándose con Bárbara Rey en 'Me siento extraña', una película que Rocío acepta realizar solo porque no tiene dinero. La crítica la destroza y la España más conservadora la convierte en el punto de mira de una sociedad que no termina de eliminar los muros de la moral católica, tras la muerte de Franco.
Cansada de no tener ofertas de trabajo, y tras el escándalo de la película, Rocío acepta grabar su primer disco de rancheras en México con el compositor Juan Gabriel, en un último intento de no perder su reinado como artista y de salvar a su familia de la banca rota.