Gloria y Josete se acaban de independizar bajo la tutela de Claudia. Ante la necesidad de encontrar un trabajo para poder tener un sueldo con el que mantenerse, Claudia les propone que intenten dedicarse a algo que les guste de verdad. Ellos quieren ser artistas. Para ello deberían encontrar un representante. Y resulta que Gloria lleva tiempo hablando con uno a través de una app de ligues... aunque usando una foto de Claudia sin que esta se enterase.
A pesar de sus reticencias iniciales, Claudia accede a encontrarse con él para pedirle,
como favor, que represente a sus amigos.
Héctor, el representante, se enamorará de la que él cree que es Claudia, y al que, con tal de ganar puntos con ella, no le importará usar a dos de sus clientes menos ilustres, Alberto y Emilio, a los que ha ninguneado durante mucho tiempo, como falsos productores interesados en conocer a Gloria y Josete. Héctor les cuenta a Alberto y Emilio que lo que van a hacer es un casting en el que interpretarán a dos productores frente a un par de productores auténticos que se harán pasar por aspirantes a actores.
Alberto y Emilio ven aquí su oportunidad para dejar sus solitarias actuaciones callejeras y conseguir, por fin, su sueño de ser actores en una obra de teatro de verdad.