FESTIVAL DE DANZA DE ITÁLICA 2021.
FRANÇOIS CHAIGNAUD – NINO LAISNÉ
Romances Inciertos, un autre Orlando es al mismo tiempo un concierto y un recital, articulado en tres actos, como reminiscencia de la ópera-ballet. En él aparecen sucesivamente la Doncella Guerrera, que nos guía, en un contexto medieval, tras el rastro de una joven que se alista en el ejército bajo la apariencia de un hombre; el San Miguel de García Lorca, arcángel voluptuoso y objeto de devoción, tan engalanado como doliente, que es llevado en procesión durante la Semana Santa; y la Tarara, gitana andaluza que, debido a un desafortunado amor, oscila entre el misticismo y la seducción, escondiendo una secreta androginia.
Romances inciertos es un estuario, un delta. Una zona difícil de situar en el mapa, que se encuentra en la confluencia entre las músicas españolas de tradición a la vez oral y erudita, inspirada en danzas, poemas y pequeñas epopeyas en las que las heroínas juegan roles que a priori no les corresponden. La historia de estos personajes, envuelta en perpetua metamorfosis, ambigüedad, terca impostura y pasional indecisión, se refleja en el propio destino de las melodías que les son atribuidas. Romances inciertos pone en escena dos trayectorias: el resurgir de los personajes que no tienen otra opción que transformar lo real en función de su deseo y la mutación infinita que a lo largo de los siglos han sufrido los motivos musicales. La incierta identidad de estas figuras se refleja en el mestizaje musical.
La mayor parte de estas melodías aparecieron en España en los siglos XVI y XVII y desde entonces han sido continuamente interpretadas, modificadas y transformadas. Cada cultura y cada época se reapropiaron de estos poemas, actualizando una y otra vez las aventuras de sus heroínas. Es así como sus melodías- procedentes del arte del romance, del canto sefardí y de la jota- fueron introducidas en la música barroca, el flamenco andaluz o incluso los cabarets travestis de la Movida. Los versos de las propias coplas se han multiplicado y, a la sombra de las versiones más conocidas, los archivos conservan el rastro de estrofas lujuriosas, que reescriben el destino marginal de sus personajes.
Los cuatro solistas suman aquí sus trayectorias, para adaptar melodías escritas originalmente para otros instrumentos, osando acercarse a conocidos timbres a priori incompatibles: el bandoneón se reinventa como clavecín, la viola de gamba resuena como las dolorosas zambras, las percusiones irrumpen en la música sacra y aparecen en la tiorba reminiscencias barrocas de marchas sevillanas.
La escena, enmarcada en tapices cuyas tramas reúnen múltiples representaciones históricas de la naturaleza, construye un paisaje alrededor de los cinco intérpretes. La danza irrumpe y altera; al tiempo se hermana con la música y la emula, se establece como arte de lo impuro y pone los cuerpos a prueba del presente. Simultáneamente artificial y real, trata de alcanzar alturas imposibles en un equilibrio liberado de la gravedad. Los gestos se nutren de la brecha entre las danzas “tradicionales” y sus versiones académicas- siguiendo el rastro de estas mutaciones coreográficas, en las que la historia oscila entre pillaje e inspiración.
Se trata entonces de un delta impuro, irisado, sobre el que parece centellear la silueta desatendida del Orlando de Virginia Woolf. Pero este Orlando no es ya un joven lord de la Corte Real de Inglaterra que vive durante cuatro siglos y cae regularmente en un profundo sueño. Sino que consagra su vida a la escritura de un único poema influenciado por las épocas que atraviesa y haciéndose eco de las infinitas mutaciones de las artes y las sociedades que transita. Como en la novela, nos encontramos ante la presencia de un personaje que, como el Guadiana, desaparece repentinamente para renacer bajo la apariencia de una mujer, en un tiempo y espacio lejanos.
Mediante el canto y la danza, este otro Orlando, con el apoyo de los músicos, emprende una epopeya, cuyas continuas metamorfosis no llegan a satisfacer la búsqueda del ideal.
François Chaignaud, Nino Laisné, Célia Houdart.
Ficha artística.
Diplomado en 2003 por el Conservatorio Nacional Superior de Danza de París, François Chaignaud ha colaborado con diversos coreógrafos. Desde He’s One that Goes to Sea for Nothing but to Make him sick (2004) hasta Думи мої (2013) crea unas performances en las que se articulan danzas y canciones en los lugares más diversos, punto de encuentro entre diferentes inspiraciones. Asimismo historiador, ha publicado en Presses Universitaires de Rennes L’Affaire Berger-Levrault: le féminisme à l’épreuve (1898-1905). Su interés por la historia le ha llevado a realizar diversas colaboraciones, en particular con la artista Marie Caroline Hominal (Duchesses, 2009) y el artista Théo Mercier (Radio Vinci Park, 2016).
Nino Laisné se diploma en 2009 por la Escuela Superior de Bellas Artes de Burdeos donde se especializa en fotografía y vídeo. Posteriormente, estudia las músicas tradicionales suramericanas con el guitarrista Miguel Garau. Durante este período le surge la idea de combinar cine, música y arte contemporáneo. A partir de 2010, con os Os convidados, sus imágenes se vuelven sonoras y evocan cantos tradicionales. En 2013, su película En présence (piedad silenciosa) cristaliza el equilibrio entre una escritura visual y otra musical