La identidad, incluso, carece de valor. Es el sentimiento puro y la vivencia subjetiva y expandida lo que importa. Bienvenidas al Romanticismo (estas son sus credenciales). Hay algo de renacimiento de todo esto en la actualidad, ¿no creen? Con una gran diferencia: hoy sabemos que todo lo personal, es político. Metemos los dedos en los versos de José de Espronceda y podemos tocar lo que hay bajo la piel del liberal. Trastocamos para leer entre las líneas de Carolina Coronado y resulta ser una avanzada a su tiempo, además de hablar de flores y frutos. Cortamos y pegamos. Desmembramos, trepanamos, suturamos. Podremos ver por sus resquicios y orificios. El Dr. Frankenstein y Mary Shelley estarían orgullosas de nosotras… La luz (eléctrica) hará el resto...¡Hemos creado vida! Un monstruo cuyo corazón bombea litros de tinta misógina. Cuyos pulmones claman por gritar la desigualdad de entonces. Hoy.
Este montaje parte de una intuitiva selección de textos. Tomamos aquellos que nos tocan el estómago por su fondo, su verdad y su crudeza. Pero esos textos tienen que pasar por el tamiz de lo fluído, lo directo, lo inesquivable, para lo cual no nos tiembla el pulso a la hora de elaborar un cuidado collage textual, exclusivamente con las letras de José de Espronceda y de Carolina Coronado. Y a todo esto le volvemos a prestar cuerpo, esta vez poético, para subrayar a veces y susurrar en otras ocasiones. Para sentirnos vivas en sus palabras.