FESTIVAL DE JEREZ

Adioses

LO PREVIO
Proceso continuo

Adioses es la consecuencia de un primer proceso de creación, que ha sido presentada como pieza corta para espacios escénicos bajo el título [ETC]. Esta
primera propuesta escénica transcurre bajo una constante evolución y superposición de universos paralelos. Una fantasía creada a partir de un punto central, la soledad, marcada por los sucesos trágicos que inspiran cada relato.
Los personajes que la habitan están conectados entre sí a través de un final común, la muerte, desenlace absoluto de la vida, de los sentimientos, de la percepción.
Retomando la continuidad del proceso y su consecuente inacabamiento, Adioses retoma las líneas de creación e investigación con la perspectiva de adentrarse en un proceso que mira todos los objetos de interés artístico como una posible nueva versión de aquello que va, que puede ir y ser transformado.
Lo que mueve esta búsqueda es el deseo; pero se trata de un anhelo limpio, sin la traba de la ambición: es el ansia legítima de aprender, ya sea el arte de la danza, ya sea la penetración del pensamiento y la interpretación.

ADIOSES
Mito, Rito y Creación
Nos conecta en esta nueva búsqueda con lo divino y su relación con lo humano.
Entre el hombre y la realidad que lo rodea, entre el orden y el caos, el monstruo y el héroe, lo divino y lo sagrado.
Representaciones que abren la posibilidad a todo un mundo figurativo donde, por una parte, se representan las cosas visibles, y, por otra, se da forma al contenido de las creencias y todo aquello que gime en el interior del alma humana.
Una fantasía escénica y dancística contada a través de la metamorfosis de los intérpretes para ofrecer una pieza donde la danza, el teatro y la música se dan la mano en un dialogo interdisciplinar.
Bailarines que cantan y cantantes que bailan y recitan, instrumentos que suenan o que hacen de atrezzo, reflexiones de luz que dejan entrever momentos de misteriosa poesía o que hacen brillar las escenas.
Una fiesta de despedidas, ausencias, deseos y anhelos, porque la manifestación de lo divino es siempre instantánea:
“se me fue en un instante”.