El empresario y director teatral conocido como EL VIEJO acaba de morir y dos de sus actores, CRISTINO y DON FIASCO, se ven obligados a dejarlo todo y buscar trabajo. El mundo con el que se encuentran ha cambiado.
Todo está ahora controlado por la “Inspección de Vidas y Espectáculos” que exige la renuncia a cualquier duda o discrepancia y la sumisión a un “no pensamiento” único e indiscutible.