El público, de pie en la sala, interactúa con la obra a través de una producción inmersiva que se presenta en un recinto de planta abierta; un formato revolucionario con decorados digitales, un sistema de sonido envolvente y proyecciones en 360 grados. Todo ello, para hablar del ser o no ser del hombre contemporáneo. En el espectáculo se utilizan luces estroboscópicas.
Esta versión "furera" de Hamlet, de William Shakespeare, invita a un viaje entre la razón y la locura, las fuerzas del destino contrapuestas al azar, el enfrentamiento entre el bien y el mal, la duda entre el binomio libertad-responsabilidad, la vida y la muerte. Carlus Padrissa revela que la última intención de sus trabajos es calar en el espectador: “Nuestro teatro es el teatro que te provoca y te hace segregar adrenalina”. SONS: ser o no ser se presenta en un recinto de planta abierta con proyecciones y un sistema de sonido envolvente. El elenco interactúa con la audiencia, que se convierten en testigo y protagonista. Vídeo o teatro, ¿dónde termina la pantalla y dónde el actor? La experiencia es visual y física. El desbordamiento de la imagen une las dos disciplinas en una sola. La Fura que, como siempre, persigue sorprender, propone un nuevo reto explorando sensaciones de temor y miedo en el hombre y la mujer de hoy. La Fura dels Baus, fundada en 1979, es excentricidad, innovación, adaptación, ritmo, evolución y transgresión. Estas características y esencia únicas llevaron a la compañía a ser pionera en la reconceptualización de dos de los elementos más significativos del arte dramático: el espacio teatral y el público. Así, respectivamente, redefinieron el espacio trasladándolo a uno no convencional y cambiaron el papel del público de pasivo a activo, lo que supuso una rotura de la “cuarta pared”. Y es que, no hay creación sin riesgo, una premisa recopilada desde sus primeros espectáculos callejeros, donde nació la auténtica esencia de La Fura y su “lenguaje furero” con su primera trilogía: Accions (1983), Suz/o/ Suz (1985) y Tier Mon (1988). La capacidad de unir y adaptar la carnalidad y el misticismo, la naturaleza y el artificio, la rudeza y la sofisticación, el primitivismo y la tecnología, en cada actuación, ha dado a La Fura dels Baus su éxito y prestigio internacional.