La era de las telecomunicaciones ha brindado la posibilidad de que el espíritu gay crezca en visibilidad y en empoderamiento. Sin embargo, esto parece ser solo para unos pocos. El mundo de las redes sociales, con su doble rasero, ha colocado la normatividad física como bandera guía, dejando atrás al resto del colectivo masculino gay que no deja de necesitar el mismo tipo de presencia y que sufre consecuencias como los TCA, la depresión, la ansiedad o la disforia física. Esta obra trata de hablar y dar voz a aquellos que se encuentran al margen del margen, y a su necesidad de escuchar y ser escuchados.