¿Qué pasaría si durante décadas y décadas se representase el mismo espectáculo? Los actores cambiarían, los movimientos en escena perderían espontaneidad y ganarían sinceridad, quizás serían más estrafalarios. Se añadirían gestos propios que darían un tempo diferente, como de película en blanco y negro que haría el espectáculo más absurdo. El maquillaje perdería expresión, pero haría los gestos más ridículos. El vestuario perdería el brillo del día del estreno pero llevaría encima el paso del tiempo que lo haría más extravagante… Las escenografías adquirirían aquel tono que solo dan las representaciones, los años, los caminos y los aplausos recibidos.
Premio al Mejor Espectáculo de Calle en la Kulturböerse de Friburgo en 2015.