LUZ ARCAS/LA PHÁRMACO
Espectáculo para 3 intérpretes
UN HOMENAJE A LA VIDA A TRAVÉS DE LA MUERTE Y EL BAILE.
Con Toná la bailarina y coreógrafa malagueña se enfrenta a una de las obras más especiales dentro de su trayectoria. Una pieza más orgánica, libre e intuitiva que otros trabajos. El resultado de un proceso creativo muy lento, marcado por momentos vitales definitivos y por una crisis artística muy fuerte.
Antes de que estallara la pandemia, viajé a Málaga para pasar un tiempo con mi padre, estaba bastante enfermo. En su casa, donde me crie, me reencontré con referencias olvidadas, me volvieron anécdotas y miedos, reconecté con el folclore de mi infancia. Quise compartir ese sentimiento tan propio de ese folclore: la muerte como celebración de la vida, una catarsis individual y colectiva, una fiesta necesaria, inevitable. Luz Arcas.
Tras Una gran emoción política y Bekristen/Cristianos (ambos vistos en el Central) la creadora malagueña nos sumerge en una pieza con los verdiales, folclore malagueño prerromano, como base para reivindicar el imaginario popular frente al individualismo. Nuevamente, Luz Arcas se encarga de la coreografía y de la interpretación. Así realiza un acto de insumisión contra un sistema que niega y destierra la vejez y la enfermedad. Incluso, la enfermedad del progenitor de Arcas sirve como punto de inicio para la obra. Se baila a la muerte como celebración de la vida.
Dirección artística, dramaturgia, espacio escénico y coreografía: LUZ ARCAS
Baile: LUZ ARCAS
Violín y electrónica: LUZ PRADO
Voz, palmas y percusiones: LOLA DOLORES