La obra es básicamente un taller de manipulación de títeres y objetos animados empleando la luz negra para conseguir efectos mágicos sobre el escenario. Durante la misma, una abuelita sentada junto a su nieta entorno a una mesa de camilla, le cuenta cuentos y sueños, que mágicamente se hacen realidad sobre el escenario a través de los títeres y objetos animados. El empleo de la luz negra consigue que estos objetos animados cobre vida propia para recrear los diferentes cuentos que se van narrando.
Cuando todo parece llegar a su fin y el público da por concluida la función, los actores salen al escenario para saludar e interactúan con el público haciéndole participes de la representación y del mágico mundo de los cuentos.