Niebla ha sido siempre un enclave decisivo en la historia de Huelva y del suroeste de la península ibérica. Posee un patrimonio arquitectónico excepcional, con una secuencia histórica que no se interrumpe desde tiempos neolíticos, y una calidad extraordinaria, no sólo en Huelva y Andalucía, sino en todo el occidente europeo. Su cultura ha sido, por lo demás, el ejemplo y modelo de convivencia armónica y pacífica de tres culturas: musulmana, judía y cristiana y, muy, en especial, ha venido representando el símbolo de prósperas y fructíferas relaciones en el comercio y la cultura entre Oriente y Occidente. La presencia continua de Niebla en los textos literarios universales, y hasta en los libros de viajes de Bagdad, es todo un ejemplo del alcance de esta imagen.
Retomando este espíritu, la Diputación Provincial de Huelva no tuvo duda en elegir en 1985 el escenario del magnífico Alcázar de los Guzmanes para el marco de uno de sus programas culturales más singulares: El Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla. Se partía de la necesidad de, por un lado, dar a conocer el valor histórico y la belleza del monumento; y por otro, contar con un espacio desde el que ofrecer a propios y visitantes la posibilidad de despejarle de los rigores del sol, disfrutando de unas representaciones que difícilmente podrían encontrar mejor marco. Con un valor objetivo en sí mismo, reconocido por la crítica más especializada el Festival de Niebla ha ido especializándose en una programación tan escrupulosamente clásica, en su mejor sentido de atemporal y sin fronteras, que pasa por ser hoy uno de los referentes obligados de la programación teatral española.
En cada edición se programa con detalle y mimo la mejor oferta de la producción teatral de cada año y, a la vez, manteniendo el pulso, se acercan funciones irrepetibles y el atractivo de un espacio único para el disfrute de propios y extraños, que también tiene este mérito y este sentido nuestra programación.