De Federico García Lorca
TEATRO DEL NORTE [30 años] (Asturias)
En un hipotético manicomio (¡qué lugar tan próximo al teatro!) es donde situamos nuestra “Yerma”. Una mujer enajenada que, noche tras noche, recibe en su celda a los fantasmas del pasado; que, noche tras noche, revive y rehace en su mente el asesinato de su marido.
Porque tal vez nada de aquello ocurrió en realidad, todo fue un sueño, una pesadilla que Yerma sufrió la misma noche de su boda, lo que quiere decir que aún hay tiempo para la esperanza, que quizás, tras esa noche, las cosas sean de otro modo; que no todos los sueños, como en la antigua tragedia griega, son premoniciones de algo que ha de cumplirse inexorablemente. Pero también puede ser que todo haya ocurrido en el pasado, porque no existió ninguna posibilidad de diálogo entre Yerma y su marido, y el remordimiento de lo no cumplido, de lo que pudo ser y no fue, le acompaña sin cesar, día y noche, para toda la vida.