Vietnam se revela como un destino tan atractivo como variado: la misteriosa bahía de Halong, la atmósfera antigua de ciudades como Hôi An o Hué, las playas kilométricas de Nha Trang, el bullicio y las tiendas de Saigón o el encanto colonial de Hanói o los mercados flotantes del delta del Mekong: el gran río que fluye camino del mar de China y junto al cual, según la escritora Marguerite Duras (El amante), “nada tiene tiempo de hundirse, todo es arrastrado por la tempestad profunda y vertiginosa de la corriente interior, todo queda en suspenso en la superficie por la fuerza del río”.