PRIMAVERA BARROCA.
A cargo de Francisco Javier Herrera García.
El Real Monasterio de Santa Paula, de la Orden Jerónima tiene su origen en la segunda mitad del siglo XV, por iniciativa de la noble dama Ana Fernández de Santillán. Contó con el apoyo de los marqueses de Montemayor, cuyos enterramientos se disponen a los lados del altar mayor. Entre sus elementos de interés patrimonial destaca la portada de ingreso a la iglesia, cuya rosca está decorada con vistosa cerámica vidriada debida al taller de Niculoso Pisano participando también en la misma el escultor especialista en obra de barro Pedro Millán. En el interior del templo son dignos de mención los retablos laterales debidos a Alonso Cano y Felipe de Ribas, con esculturas de ambos santos juanes debidas a Maertínez Montañés. El retablo mayor es obra dieciochesca, articulado por estípites, realizado por JoseFernando de Medinilla en 1729. Digna de destacarse es la armadura de la nave, realización del especialista y teórico de la carpintería de armar Diego López de Arenas (h. 1623). En el pequeño museo destaca la pintura de la Virgen de Guadalupe del mexicano José Páez, otro cuadro de la primera mitad del XVII que representa la Adoración de los pastores, obra del discípulo de Ribera Juan Do, así como algunas esculturas de escuela granadina, una urna relicario de 1694 de talleres madrileños, etc.
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