PSICOLOGÍA CLÍNICA y de la SALUD
CÁNCER Y EMOCIONES
Por
Manuel Salgado
Post #50

Al hablar de cáncer, un escalofrío recorre el cuerpo de cualquier individuo. Bien por vivirlo en primera persona, por tener cerca a algún ser querido que padece esta enfermedad o porque las noticias sobre su prevalencia e incidencia nos ponen en alerta, por el incremento de la probabilidad de padecerlo.

Son muchos los estudios que se desarrollan desde hace décadas, con la firme intención de reducir el riesgo, aumentar los casos de curaciones de enfermos ya diagnosticados o por favorecer la mejor calidad de vida posible en la evolución de la enfermedad, cuando ésta se convierte en irreversible e imparable.

Estas investigaciones no tienen sólo un carácter puramente biológico, sino que cada vez más se introduce el factor psicológico para intentar concretar la influencia de las emociones en el riesgo, aparición y progreso de la patología, así como las diferencias en los rendimientos de los tratamientos oncológicos aplicados.

Según los autores que se revisen, daremos o no más importancia a este factor mencionado. Así, algunos ponen el énfasis en elementos fisiológicos, de manera casi total, para explicar los aspectos relacionados con cualquier tipo de cáncer, pasando por encima de las variables emocionales, como si no tuvieran valor para ninguna fase de la enfermedad, y poniendo el énfasis en componentes genéticos.

Por el contrario, examinando otros estudios, encontramos que se colocan a los factores psicológicos en un lugar de obligada presencia para explicar el riesgo y la evolución del cáncer en las personas, hasta el punto de considerar ciertos rasgos de personalidad como predisponentes de riesgo.

Es normal que esta contradicción confunda a la población, como también ocurre en ocasiones con la información sobre hábitos de vida relacionados con la alimentación, el sueño o el ejercicio físico. Aun así, y sin apelar a ninguno de los dos grupos de estudio, creo necesario enfatizar el papel de las emociones en la salud global en general, por lo que es importante invertir -energía, tiempo y recursos- en favorecer el mayor equilibrio psicológico posible, de manera que cada persona esté en disposición de afrontar -con ciertas garantías de éxito- los obstáculos que la vida le pone por delante, esta vez en modo enfermedad.

Con esto no quiero ser yo quien confunda a los lectores, respecto a que las personas con equilibrio mental están exentas de padecer patologías físicas, pero sí que no debemos olvidar la interacción entre nuestra mente y nuestro cuerpo, porque en realidad son uno en sí mismo, con afectación recíproca.

“Lo psicosomático” está presente en cualquier cuadro de enfermedad que se describa, en mayor o menor medida.

LA PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Se puede dejar de sentir por algo en la vida?

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Manuel Salgado Fernández

PSICÓLOGO CLÍNICO // Col. AN-2.455

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