CARMEN LINARES, DOCTORA HONORIS CAUSA POR LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA
José Cenizo Jiménez
El miércoles 15 de marzo asistimos a un hecho histórico para el flamenco en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla. Carmen Pacheco Rodríguez, Carmen Linares para el arte flamenco y la cultura, era investida doctora honoris causa, motivo de honor, por la Universidad de Sevilla. Histórico para el flamenco porque es la primera vez que esta Universidad concede el más alto reconocimiento académico a un artista del flamenco, en este caso ha recaído en el cante y en una mujer, Carmen Linares. Cristina Cruces Roldán, catedrática de Antropología e investigadora (de flamenco especialmente), fue la encargada de hacer la laudatio, la loa o alabanza de la trayectoria y significación de la artista. En su disertación, que ha sido publicada y entregada a los asistentes, así como las palabras de la cantaora, recorrió lo indicado a través de características como “el conocimiento que permea en lo cotidiano a través de la tierra” (la marca local, Linares, sus cantes y cantaores); “el deseo, el querer cantar, gustarle a una el ejercicio, revelarse en él”; Madrid como “centro de su vida profesional, familiar, vivencial”; el momento del arte, el contexto flamenco de los setenta, con el flamenco aún maltratado, como sentenció Paco de Lucía; “ser buena aprendiza” junto a artistas del cante como Pepe de la Matrona, Morente, Rafael Romero, Juan Varea, Miguel Vargas, Menese, Pansequito...; “la virtud del trasiego” en espectáculos, universidades, tablaos, teatro, etc.; la voz y la técnica, “cantaora de voz clara y profunda, plena de registros y sabiduría” o el extenso legado discográfico en donde mezcla tradición y renovación, letras populares con letras de autor y versiones de poemas de autores como Juan Ramón Jiménez, Miguel Hernández o Lorca. De sus discos destacó tres colaboraciones “a modo de trilogía conceptual”: “Locura de brisa y trino” (2000) con Manolo Sanlúcar, “Un ramito de locura” (2002) con Gerardo Núñez Trío y “Raíces y alas” (2008) con Juan Carlos Romero, sin olvidar otros como la antología “La mujer en el cante”, doble disco con los mejores guitarristas del momento.
Naturalmente,aludió a sus numerosos y prestigiosos premios y reconocimientos como el Premio Nacional de la Música, Premio de la Asociación de Críticos de Arte Flamenco, Princesa de Asturias junto a la bailaora María Pagés, Medalla de Andalucía, Medalla de Oro de las Bellas Artes, Medalla de Oro de Madrid o, ahora, el que nos ocupa, entre otros muchos.
En su respuesta, Carmen Linares agradeció emocionada el reconocimiento que se le hacía. Recordó a sus maestros y compañeros de antes y de ahora en el arte flamenco (algunos presentes en el Paraninfo), recordó sus actuaciones en Sevilla en ese mismo lugar (en 1993 se le rindió un homenaje) o en los entornos de la Bienal y, finalmente, pidió que se apoye desde las instituciones “este arte que es universal” y agradeció al flamenco todo lo que le ha dado con estas palabras: “Yo he dado mi vida por el flamenco pero el flamenco me lo ha devuelto con creces”. Y, cómo no, no puedo rematar sin un poquito de cante, a palo seco, con el poema “Cantares” de Manuel Machado.
El Rector de la Universidad de Sevilla, el catedrático Miguel Ángel Castro Arroyo, cerró el acto en el que nos sentimos plenamente felices porque se reconoce con este título desde esta institución a un artista del flamenco por vez primera. Esperamos que no tarde alguna distinción de igual nivel porque tanto en la propia Sevilla y provincia como en el resto de Andalucía y de España hay por fortuna otros artistas del cante, del baile, del toque, de la poesía flamenca o de la investigación que podrían obtenerlo. Pastora, Mairena, Matilde Coral o Pepe Marchena y por supuesto en años más cercanos otros muchos artistas ya han mostrado su arte en la Universidad de Sevilla y en otras universidades de España y del mundo y recordemos que Paco de Lucía o Menese también fueron doctores honoris causa por otras universidades. Lo importante es asimismo que la que en esta ocasión lo ha recibido lo merece por todo lo indicado por la profesora Cruces o, dicho con adjetivos y pocas palabras, por todos estos adjetivos aplicados no sólo a su arte en sí sino también a su calidad como persona: antológica, profesional, preparada, abierta, clásica y moderna, entregada, grande, reconocida, elegante, serena y apasionada, brillante.
Enhorabuena a Carmen Linares (y a su marido Miguel Espín y familia), a la profesora Cruces y a quienes, desde la propuesta del Rector, han apoyado su candidatura. Quienes, como nosotros, como profesor asociado de esa Universidad durante quince años, hemos sufrido el prejuicio contra el flamenco en alguna ocasión por parte de alguno de sus miembros -con dolor lo digo y con rabia- o como coordinador del programa de doctorado “Estudios avanzados de flamenco” durante dos años hemos visto su desaparición -con decepción y tristeza- a pesar de los esfuerzos junto a otros compañeros enamorados del flamenco y de la investigación para que no fuera así o para convertirlo en máster, un día como el vivido el 15 de marzo de 2023 permanecerá en nuestra memoria para compensar los sinsabores. Como dijo un profesor canadiense cuando veía esta situación: “Ya verán la luz...”. Actos y reconocimientos como el que nos ocupa algo aportan, pero queda mucho por hacer en ese sentido. Reitero mi felicitación, pues, y, como Carmen Linares, brillante doctora honoris causa, este humilde doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla pide también que el estudio del flamenco esté más presente en dicha entidad con el los apoyos económicos, institucionales y académicos necesarios. Larga vida a Carmen Linares y al flamenco.
Fotos: Carmen Linares y la profesora Cristina Cruces. Archivo de Cristina Cruces.