“Un lugar perfecto”
Este es un viaje por una carretera secundaria, un camino que evidencia nuestro tránsito entre la ansiedad y la esperanza. El festejo, la emoción y la decepción, que hacen de la vida un sendero tan confuso como poético. Jairo Zavala nos muestra lo que somos. Cabezas poco claras, pero con la capacidad de amar y recordar, porque la vida se queda en donde sentimos, no en donde pensamos, y es allí, en lo que nos hace humanos, donde está “Un lugar perfecto”.
“Un lugar perfecto”, simboliza los caminos secundarios donde conviven la diferencia y el cotidiano, el principio del nosotros que clama por volver a ser peregrinos de la vida y no turistas de la indiferencia. Zavala sabe que en la vida nada es una pérdida de tiempo si la sabes encausar. Invita también a religarnos como una sucesión de montañas que se van abrazando entre sí para hallar lo más humano dentro del humano. Un límite en el infinito para no perdernos, como nos lo revelan las coordenadas del propio artista que no podría mirarse al espejo sin el diálogo entre su querida sierra madrileña y los andes. La ausencia y el recuentro. La frontera y la utopía. Paredes que lejos de ser muros, son la posibilidad de revolcarse con la libertad.