XXXI FESTIVAL DE JAZZ DE LA PROVINCIA
Cuando Nacho Botonero echa mano de un instrumento de viento para interpretar música, parece convocar todas las leyendas y mitos sobre los que se sustentan los orígenes de la música soplada. Su versatilidad instrumental radica en su pasión por las músicas populares y sobre todo por su carismática manera de entender la interpretación.
Aplicado seguidor de las virtudes rítmicas y melódicas del arte de la composición espontánea, la improvisación, Nacho Botonero demuestra en cada frase su talento para crear. Creación espontánea o compositiva, ambas virtudes domina con gran profusión.
No tener miedo al salto al vacío que supone el folio en blanco o la ausencia de sonido, el silencio en música, sólo es posible recurriendo a la memoria, a la memoria colectiva, esa exquisita y refinada depuradora sobre la que se sustenta nuestra memoria individual.
Memoria, tradición, cultura, educación, todos esos pilares sobre los que defendemos nuestras vidas.
Pasados y presentes que nos delimitan los futuros posibles. Creación como elección. Creación como subjetividad. Creación como redención. No hay salvación sin memoria, no ha lugar. Prueba de ello, son sus dos trabajos discográficos publicados con su formación a quinteto «Flor del Desierto» y «Descalzos por el barro».
Este último trabajo, recientemente publicado, atestigua sus inquietudes creativas. Trabajo deslumbrante por su alto contenido en músicas de todo el mundo, en el que hace un recorrido por diferentes estéticas mediterráneas, recogiendo elementos característicos de sus diferentes músicas y fusionándolas dentro de un marco e hipnotizante argumento jazzístico.
Ésta es una obra musical de carácter programático, que sirve al autor para evocar sensaciones y recuerdos de niñez: sensaciones como la de sentarse a los pies de la gran morera donde su abuelo contaba sus historias o la de disfrutar hundiendo los pies en el barro de la huerta recién regada; recuerdos como el de bañarse en el río Genil, cuando aún no estaba contaminado, o la agradable sensación de beber agua fresca de un botijo.no sólo encontrarás su confirmación creativa como individuo, también podrás degustar a grandes sorbos su herencia astigitana, refinada por tantas culturas mediterráneas. Nos programa una suerte de emociones vividas, re-creadas en sus múltiples formas de entender la gran matemática de los sonidos que es la música.
Ángel Andrés Muñoz piano
Luis Salto contrabajo
Nacho Megina batería
Antonio Montiel darbuka, djembé, panderos, riq, udú, kanjira
Nacho Botonero flauta, saxos tenor y barítono