Con la llegada del invierno, las noches se alargan, hay menos luz natural y nos refugiamos en casa. Desde la época romana, los adornos han formado parte del hogar, no solo para embellecer, sino también para hacer del espacio un lugar más confortable y acogedor. Así, el ornamento, lejos de ser algo superficial o meramente decorativo, se convertía en un elemento funcional que además ayudaba a reflejar y potenciar la luz invernal. En este taller, crearemos adornos especiales utilizando diferentes materiales para capturar la luz y dejarla entrar en nuestro hogar.