Este libro quiere ser un viaje iniciático al redescubrimiento de la profesión del actor durante los siglos: de su función cultural, política y social. El teatro politeísta se transformó poco a poco en farsa medieval; en teatro religioso, en teatro profano y finalmente en Commedia dell’Arte, es decir, en el teatro de las máscaras. Figura central de esta original forma de teatro es la mujer, clave de una acción dramática tendida a garantizar la legitimidad del matrimonio de amor, contrapuesto al matrimonio de interés que justificaba entonces en Europa la violencia física y moral sufrida por las futuras esposas.